El Bayern Múnich se impuso al Borussia Dortmund en la primera final
alemana en la historia de la Champions League gracias a un gol del
holandés Arjen Robben, a falta de dos minutos para la conclusión de un
duelo brillante que parecía destinado a la prórroga.
Tras perder
la final del año pasado y la de 2010, el conjunto bávaro conquistó por
fin en Wembley la quinta orejona para sus vitrinas, un título que cierra
con honores el ciclo de Jupp Heynckes al mando del Bayern antes de que
el español Pep Guardiola tome las riendas la próxima temporada.
Era
la séptima ocasión en la historia en la que la batalla final por el
máximo título europeo se libraba en Wembley, testigo en esta ocasión de
un choque entre dos equipos que se conocen bien, dos mecanismos de
relojería acostumbrados a jugar bajo presión que demostraron su sangre
fría desde el inicio.
El Dortmund no tuvo en cuenta que carecía de
la visión privilegiada del mediocampista Mario Götze, lesionado, y
saltó al campo sin frenos, dispuesto a arrollar a los de Jupp Heynckes.
Lewandowski
y Blaszczykowski se encargaron de comandar su ofensiva, con disparos
de larga distancia,pero la zaga del Bayern no perdió el orden y se
sostuvo gracias a las atajadas del guardameta Manuel Neuer.
Los
bávaros esperaron en su campo a que bajara la intensidad con la que
inició su rival y neutralizaron desde los primeros minutos la avanzada
de sus hombres creativos.
Hasta el minuto 20, Franck Ribéry, por
la izquierda, y Robben, por la derecha, se mantuvieron acorralados en su
propia área tras la presión que ejerció un osado Borussia, que hacía
imposible que el balón saliera de la zona del Bayern si no era con
balonazos al campo contrario.
El arquero Neuer salvó en más de una
ocasión al equipo de Heynckes ante los disparos del goleador
Lewandowski, que desquiciaba a los centrales Boateng y Dante.
Ambos
clubes desenvainaron definitivamente las espadas al filo de la media
hora, con un remate de cabeza de Mario Mandzukic y una llegada en
solitario de Robben por la derecha, que alarmaron seriamente por primera
vez a Jürgen Klopp.
El descanso no cambió el ritmo de ninguno de
los dos equipos y continuaron con la misma dinámica en el segundo
tiempo. Entonces, el Dortmund dominó los primeros 15 minutos del
complemento, pero recibió un martillazo de los de Heynckes al 60’.
Robben
y Ribéry burlaron la última línea de los de Klopp para que el holandés
acabara trazando un centro desde la línea de fondo que Mandzuki remató a
la red sin marca. Con la ventaja en el marcador, el Bayern parecía
tener el duelo controlado y se disponía a dejar pasar cerca de su área
los 30 minutos restantes, aunque la presión superó a Dante, quien
propinó una patada en el pecho a Marco Reus en el interior del área y
ocasionó un penalti.
Y aunque el árbitro italiano Nicola Rizzoli
perdonó la segunda amarilla al central, Ilkay Gündogan convirtió con un
tiro cruzado hacia la izquierda del portero rival.
La lucha entre
los dos bandos alemanes quedó definida en el último lapso del juego, con
el Bayern desatado en ataque, inquieto por decidir el duelo antes de
llegar a una prórroga que podía generar nervios en sus futbolistas y,
desde luego, en los aficionados en Wembley.
Al 88’, Robben llegó
en carrera al borde del área para llevarse un balón que los centrales
del Borussia dejaron a la deriva y encaró en solitario los últimos pasos
para superar sin trabas al portero Weidenfeller y dar el golpe
definitivo a una final vibrante.
Obtenido el premio, el holandés
lloró como un niño, recibió las felicitaciones de cada uno de sus
compañeros hasta el del masajista del club, se tiró al suelo, se puso de
pie en los carteles de publicidad, abrió los brazos y logró redimirse
ante 25 mil fanáticos del Bayern.
Fuente: excelsior.com.mx